martes, 19 de mayo de 2009

Kant y la Libertad




En la Crítica de la Razón Pura, Kant postula la tan famosa tercera antinomia (1787), en la cual se nos dice acerca de la Libertad y su imposibilidad dentro de un mundo fenoménico y causal. No obstante, la Libertad es uno de los conceptos más importantes para Kant, entonces ¿Dónde debe estar? ¿Cómo ha de ser hallada? ¿Es sólo una ilusión?



No olvidemos hasta aquí que Kant no encuentra Libertad en un mundo causal y determinado, aquel mundo imperado por la razón teórica, que sólo conoce los principios que operan en un mundo con leyes físicas y causales, un mundo de regularidades, estas regularidades de las cuales se sirve la ciencia para conocer cómo actúa y cómo funciona el mundo. De esta manera, la Libertad parece no encontrarse en un mundo ya determinado de antemano, el cual conocemos mediante una razón (plenamente) teórica, ya que este mundo ya está determinado, por ejemplo, si pretendo mover mi brazo, no lo hago libremente, sino que dicho movimiento obedece a leyes causales de movimiento, fuerzas que mueven músculos y articulaciones: de esta manera no hay tal Libertad, además en este mundo causal la voluntad del hombre se encuentra ya determinada, y dicha determinación está sujeta a las pasiones y deseos, ya que en un mundo puramente causal el hombre actúa por mera inclinación desiderativa, es decir dentro del esquema de causas y efectos de un mundo causal.

Pero el hombre a diferencia de los animales - que para Kant son autómatas mecánicos- posee ese rasgo distintivo que los filósofos tratan de privilegiar, me refiero a la razón, pero en este caso no una razón teórica que conoce y reconoce regularidades dentro de un mundo causal, sino una razón práctica, capaz de dirigir la acción humana, allí donde la Libertad ha de ser realizada.

Entonces hasta aquí se ha podido ver que en un mundo causal y determinado la Libertad es una utopía, pero la Libertad es asequible en la acción del hombre, aquella que deja de lado el nivel desiderativo (causal) y se vuelve así trascendental (trasciende el mundo fenoménico determinado por los deseos y pasiones) y pasa al mundo del cual el hombre es participe de la Libertad.

Hasta aquí podemos notar la importancia que tiene para Kant la recuperación de la Libertad, y la libertad es conseguida por el sujeto trascendental que ubica esa esencia fuera del mundo causal, y se dirige a su consecución. Pero no olvidemos que Kant hace una distinción en el hombre de dos ámbitos: Voluntad y Razón. Ambas son las características más propias del hombre. ¿Cómo conciliar ambas? No olvidemos hasta aquí que a veces nuestra Voluntad es controlada por los deseos y pasiones, como una inclinación de la que no podemos salir, de esa manera parece que nos controlase (aquí puede servir la referencia a la vida voluptuosa de la Ética de Aristóteles, una vida que sólo se inscribe dentro de los placeres y deseos), pero si esa voluntad es presa de los deseos, se está cayendo en el esquema causal del mundo fenoménico, y se actuaría por mera inclinación (causa y efecto), es decir, deseo tal cosa, y directamente voy por ella, y más aún si estamos controlados por pasiones, que desvirtúan la Libertad del Hombre.

De esta manera, se reclama la Libertad a través de La Buena Voluntad, y está Voluntad es buena cuando se acompaña de razón, pero no una razón pura o teórica, que conoce las regularidades del mundo, sino de un razón pura práctica que se dirija a las acciones del hombre, y sea capaz de encontrar los principios de acción, por eso es necesaria tal fundamentación metafísica de las costumbres.

Así la razón práctica legisla sobre la Voluntad, le indica la manera de salirse de ese impulso causal de los deseos y pasiones. Por eso la meta es convertir la Voluntad Humana, en una Buena Voluntad (acompañada de razón práctica) Pero sólo se logrará tal cometido si se regula sobre la Voluntad (leyes objetivas y subjetivas: máximas, más detalladas en el segundo capítulo de la fundamentación).

La meta es lograr que el hombre trascienda de ese aspecto causal, por lo cual debe verse obligado a seguir ciertas pautas de acción, por eso se ha de actuar conforme al deber, no por deber, es decir debe verse obligado a hacer tal o cual cosa, no debe inclinarse por un sentimiento, de esta manera se quiere relegar todo agregado pulsional en la praxis humana.

Conforme al deber quiere decir aquí, que se está apelando a la ley universal, y no se lo está haciendo con vistas a otra cosa, sino por sí misma, no como beneficio, sino por obligación, por eso detrás no debe haber ningún impulso sentimental en la acción, sino que se debe actuar conforme al deber que dicta la razón práctica, cual si fuera una ley inapelable.

Entonces la Voluntad del hombre ha de convertirse e una Buena Voluntad por el efecto legislador que la razón práctica debe cumplir sobre ella, además se trata de un sujeto individual, entonces se parte de principios subjetivos (en el segundo capítulo los llamaremos máximas o imperativos).

Por eso la razón que actúa sobre la Voluntad no ha de actuar de acuerdo a lo externo que dicta el deseo y la pasión, sino en base a principios, por eso se trata de una metafísica de las costumbres, es decir buscar los principios que nos permitan a priori establecer la acción humana (y que sea universal para todo ser racional) en base a la Libertad, una Libertad igual para todo ser racional.


Finalmente lo que nos quiere dar a conocer Kant es lo siguiente: Las acciones humanas no deben caer en el esquema causal de los deseos y pasiones, sino que se debe salir de esa determinación causal, y pasar al ámbito trascendental a través de la Buena Voluntad. La Buena Voluntad es accesible a través de una razón pura práctica capaz de encontrar esos principios de acción, aquellos que se vean reflejados en todo ser racional, ya al final del capítulo I de la fundamentación se notará esta caracterítica del sujeto capaz de regular de manera universal estos principios a través de las máximas. Una máxima sería un principio subjetivo que va conforme a la ley Universal objetiva. Ya para el capítulo segundo veremos más en detalle tal esquema, hasta el momento sólo nos hemos fijado en la relación entre razón y voluntad: Libertad.