martes, 25 de diciembre de 2007

A propósito de la crítica de la religión de Karl Marx



La premisa inicial de la pérdida del cielo hacía pensar en no poder tener ya sustento para el hombre, sin embargo Marx esbozó un ethos que le permita al hombre conducirse en el mundo en relación con los demás, y a la par de poder sentirse en la plena realización de sus facultades intrínsecas.

Marx es pues un pensador humanista que nos muestra dimensión humana que ha sido olvidada y ocultada por las creaciones de la ideología y la religión; se pasa pues a mirar directamente el problema que creaba esa imagen errada del mundo, porque si había una realidad anhelable fuera de esta, eso era debido a que el mundo se le presentaba al hombre de manera contradictoria a su esencia de libertad. En ese sentido todas las contradicciones tenían solución en un paraje celestial, este mundo oprimía a unos y beneficiaba a otros, no obstante ambos eran al mismo tiempo humanos. Se pasa pues a solucionar esta contradicción aparente refiriéndose al hombre bajo una esencia compartida una esencia que es inherente a todo el género humano, aquella que lo hace humano y en plena facultad de uso de su libertad. De esa manera se nos ha acercado el mundo, Marx ha tenido que indicar el objetivo a ser pensado, es decir el hombre en su condición de hombre en el mundo. No se debe pues haber perdido de sí.

Todas las ideologías han perdido vigencia la verse tan alejadas del mundo, Marx apela pues a materializar el pensamiento, dándole un sustento real en este mundo, no se trata aquí de seguir pensando en sociedades ideales, se trata aquí de transformar lo que del mundo se muestra contradictorio para el hombre.

Finalmente el reclamo de Marx parece tener aún plena vigencia, ya que todos los hombres poseen en sí la misma esencia, sin embargo no pueden hacerla manifiesta de la misma manera, por eso se trata de mirar ahí donde el problema se encuentra, porque si se hace del pensamiento un instrumento del cambio debe poder realizarse. Se trata aquí de preocuparse del otro en su vivir en el mundo, y si ese mundo se le muestra en contradicción con su esencia hacer que ese puede transformarse, aquí parece aún vigente las undécima Tesis sobre Feuerbach, se trata finalmente de no interpretar si no dar la posibilidad de un cambio manifiesto. No obstante es un pensamiento utópico, pero su utopía reside en ser finalmente ética, supone un estado de cosas ideal, un estado moral del deber ser que parte de lo factual mal encaminado; Marx quizá no lo pensó como utópico antes bien lo pensó como realizable. Dejemos pues que el transcurso de la historia varíe para que al final, si existe tal telos se nos muestre en manifiesto, ya que Marx partió del hombre sufriente, el que se pierde por las creaciones de su mente y de sus manos, se ha querido pues al igual que Prometeo hacer de la vida del hombre más llevadera.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Gracias Prometeo





“Pero oídme las penas que había entre los hombres y cómo a ellos, que anteriormente no estaban provistos de entendimiento, los transformé en seres dotados de inteligencia y en señores de sus afectos. Hablaré aunque no tenga reproche alguno que hacer a los hombres. Sólo pretendo explicar la benevolencia que había en lo que les di (1)”.


Al darnos el Fuego y devolvernos la razón Prometeo ha iniciado la era de la razón, una razón que desde el comienzo ha invitado a salir a los dioses de su ámbito, ¿qué nos ha quedado?, el mundo real finalmente, tal vez esto recuerde a Nietzsche o la premisa crítica de Marx, no obstante al regresarle a los hombres la conciencia de mundo, este mundo que no se dibuja en un cielo creado y divinizad, se trata aquí de encontrar el mundo de afuera, ese que no es remedo celestial. No es la nada, aunque la nada sostiene al ser en la Fórmula de Heidegger "ex nihilo omne ens qua ens fit", se ha regresado a pensar lo no pensado, a dejar de la lado una explicación simple por parte de una teología que se aleja de este mundo, se ha caido en el mundo sin ningún sustento, sin embargo ahora está el hombre solo, no hay Dios, ha comenzado el camimo para su superación.


(1) ESQUILO, Prometeo encadenado. 440-445. Madrid: Gredos, 2000

miércoles, 5 de diciembre de 2007

TORMENTOS





La soledad es insoportable, a solas conmigo mismo, a solas con mis pensamientos.
No sé como distraerlos, como atontarlos para que no me atormenten. Surge entonces la rabia ante la impotencia, y la agresividad es un pequeño paso que doy en ese estado.
Sentirse solo y estar solo no es lo mismo, pero en mi caso, sí, me siento solo aún cuando no estoy solo, pero lo siento mucho más cuando esa soledad es también física.
¿Soy demasiado consciente de la realidad, y los demás viven en un sueño de idiotas del que no quieren despertar (cosa que no les reprocho), o soy yo el estúpido que cree ver demasiado, sin ver nada?.
Sea cual sea la respuesta, puedo decir que nunca he pedido estar aquí y aún estando aquí, sólo pienso en cómo salir, sin hacer ruido, sin que se note mi ausencia, como si nunca hubiera estado. Y de esa manera, sentir la ilusión de no haber existido nunca.

martes, 27 de noviembre de 2007

y a esto Wittgenstein...




Siguiendo con la temática del Blog, existen algunos parágrafos del Tractatus de Wittgenstein que son necesarios para efectos de la tesis del ser y el pensar; en el Tractatus 3.02 “El pensamiento contiene la posibilidad del estado de cosas que piensa” es decir, lo que puede expresarse debe corresponder con el lenguaje. Más adelante en el 4.113 Wittgenstein dice acerca de la filosofía “ La filosofía delimita el campo disputable de las ciencias naturales”, se sabe que las ciencias naturales deben sólo referirse al mundo, y éste mundo es lo que está ahí afuera sin nada detrás, es decir, nada que salga del mundo reconocido en el lenguaje. Por eso la filosofía dice en el 4.114 “Debe delimitar lo pensable y con ello lo impensable. Debe delimitar lo impensable desde dentro de lo pensable” y en el 4.116 termina diciendo “Todo aquello que puede ser pensado, puede ser pensado claramente. Todo aquello que puede ser expresado, puede ser expresado claramente”.

Es así como Wittgenstein delimita lo pensable dentro del lenguaje; pero aquí no se debe olvidar que lo pensable debe corresponder con el mundo, y éste mundo es la totalidad de hechos que acaecen, no hay pues algo fuera de esta correspondencia, si se habla de algo fuera de esos limites se cae en un sin-sentido (Unsinn), no cabe la posibilidad de pensar en el lenguaje sobre eso que excede los límites, y además hay que recordar que Wittgenstein no concibe la posibilidad de un metalenguaje que verse sobre aquello, la condición es: si se sale de ese límite, no se puede tener regencia en el mundo, por lo tanto es un mentar al vacío, no hay una correspondencia. Es así como Wittgenstein ha de reconocer el pensar y el ser, no hay pues algo fuera de ese mundo de allá afuera, si se enuncia algo sobre eso es un sin-sentido. Para terminar es bueno recordar el parágrafo 7 del Tractatus que parece resumir esta idea “de lo que no se puede hablar es mejor callarse”, si es que el lenguaje no puede presentar el mundo como hechos, del mundo como acaecer, se pasa pues a hablar al vacío. Es mejor guardar silencio, la metafísica ha caído fuera del lenguaje, sus problemas (de la metafísica) son propios de un mal uso del lenguaje., no hay más.

domingo, 25 de noviembre de 2007

¿Podemos conocer algo después de la metafísica?


"En algún apartado rincón del universo centelleante, desparramado en innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el conocimiento. Fue el minuto más altanero y falaz de la "Historia Universal": pero, a fin de cuentas, sólo un minuto. Tras breves respiraciones de la naturaleza, el astro se heló y los animales inteligentes hubieron de perecer"

Nietzsche: Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. Tecnos, Madrid


¿Accedemos al conocimiento, o sólo nos entretenemos queriendo ascirlo? Nietzsche de entrada en este pequeño relato nos muestra la pérdida de esfuerzo que el hombre entregó para la consecusión de lo inascible, que finalmente a través del tiempo ha ido mudando de formas y desocultándose desde sí mismo, pero siempre interpretado desde una metafísica que pierde la escencia propia de la Physis que la impulsa; se esconde limitando su mostración a una apariencia que se pierde en un lenguaje que comunica la idea, mas pierde la directa mostración de las cosas en su idea de ahí delante, la mostración directa. Para ilustrar esto mejor en lo que Nietzsche nos tiene entre manos incluyo este breve pasaje:



DE COMO EL VERDADERO MUNDO TERMINÓ POR VOLVERSE UNA FABULA

HISTORIA DE UN ERROR

1. El mundo verdadero es accesible al sabio, al piadoso, al virtuoso; éste vive en él, es este mundo. (Forma más antigua de esta idea relativamente sabia, simple, convincente. Es una transcripción de la tesis yo Platón, soy la verdad.)


2. El mundo verdadero no es accesible hoy; pero es prometido al sabio, al piadoso, al virtuoso ("al pecador que hace penitencia").(Progreso de la idea: se hace más sutil, más insidiosa, más inaprehensible, se hace femenina, se hace cristianismo.)


3. El mundo verdadero es inaccesible, indemostrable, no prometible; pero ya por el hecho de ser pensado es un consuelo, una obligación, un imperativo. (En el fondo es el viejo sol; pero se transparenta a través de la neblina y del escepticismo; la idea se ha hecho sublime, pálida, nórdica, konigsberguiana.)


4. ¿El mundo verdadero es inaccesible? En todo caso, no hemos tenido acceso a él. Y no habiendo tenido acceso a él, es desconocido. Por consiguiente, no puede servir de consuelo; no puede ser liberador, no puede obligar; ¿qué obligación podría imponernos una cosa desconocida?...(Mañana gris. Primer bostezo de la razón. Canto gallo del positivismo. )


5. El verdadero mundo es una idea que ya no es útil para nada, ni siquiera impone obligaciones; es una idea que se ha hecho inútil y superflua; por consiguiente, una idea refutada; eliminémosla.(Día claro; desayuno; vuelta del buen sentido y de la serenidad; púdico rubor de Platón; caso endiablado de todos los espíritus libres.)


6. Nosotros hemos sorprendido al verdadero mundo; ¿qué mundo ha quedado? ¿Acaso el aparente? ...Pero no. ¡Con el verdadero mundo hemos suprimido también el mundo aparente ! (Medíodía; instante de la sombra más corta; fin del larguísimo error; punto culminante de la humanidad; INCIPIT ZARATHUSTRA.)


NIETZSCHE, Friedrich

El ocaso de los ídolos

Buenos Aires: Edición siglo XXI, 1979 (p 28-29)

¿La metafísica nos aleja este mundo?


viernes, 23 de noviembre de 2007

El último delicado Cioran habla de Borges


París, 10 de diciembre de 1976

Querido amigo:
El mes pasado, durante su visita a París, me pidió usted que colaborara en un libro de homenaje a Borges. Mi primera reacción fue negativa; la segunda también. ¿Para qué celebrarlo cuando hasta las universidades lo hacen? La desgracia de ser conocido se ha abatido sobre él. Merecía algo mejor, merecía haber permanecido en la sombra, en lo imperceptible, haber continuado siendo tan inasequible e impopular como lo es el matiz. Ese era su terreno. La consagración es el peor de los castigos -para el escritor en general y muy especialmente para un escritor de su género. A partir del momento en que todo el mundo lo cita, ya no podemos citarle o, si lo hacemos, tenemos la impresión de aumentar la masa de sus ``admiradores'', de sus enemigos. Quienes desean hacerle justicia a toda costa no hacen en realidad más que precipitar su caída. Pero no sigo, porque si continuase en este tono acabaría apiadándome de su destino. Y tenemos sobrados motivos para pensar que él mismo se ocupa ya de ello.
Creo haberle dicho un día que si Borges me interesa tanto es porque representa un espécimen de humanidad en vías de desaparición y porque encarna la paradoja de un sedentario sin patria intelectual, de un aventurero inmóvil que se encuentra a gusto en varias civilizaciones y en varias literaturas, un monstruo magnífico y condenado. En Europa, como ejemplar similar, se puede pensar en un amigo de Rilke, Rudolf Kassner, que publicó a principios de siglo un excelente libro sobre la poesía inglesa (fue después de leerlo, durante la última guerra, cuando me decidí a aprender el inglés) y que ha hablado con admirable agudeza de Sterne, Gogol, Kierkegaard y también del Magreb o de la India. Profundidad y erudición no se dan juntas; él había logrado sin embargo reconciliarlas. Fue un espíritu universal al que sólo le faltó la gracia, la seducción. Es ahí donde aparece la superioridad de Borges, seductor inigualable que llega a dar a cualquier cosa, incluso al razonamiento más arduo, un algo impalpable, aéreo, transparente. Pues todo en él es transfigurado por el juego, por una danza de hallazgos fulgurantes y de sofismas deliciosos.
Nunca me han atraído los espíritus confinados en una sola forma de cultura. Mi divisa ha sido siempre, y continúa siéndolo, no arraigarse, no pertenecer a ninguna comunidad. Vuelto hacia otros horizontes, he intentado siempre saber qué sucedía en todas partes. A los veinte años, los Balcanes no podían ofrecerme ya nada más. Ese es el drama, pero también la ventaja de haber nacido en un medio ``cultural'' de segundo orden. Lo extranjero se había convertido en un dios para mí. De ahí esa sed de peregrinar a través de las literaturas y de las filosofías, de devorarlas con un ardor mórbido. Lo que sucede en el Este de Europa debe necesariamente suceder en los países de América Latina, y he observado que sus representantes están infinitamente más informados y son mucho más cultivados que los occidentales, irremediablemente provincianos. Ni en Francia ni en Inglaterra veía a nadie con una curiosidad comparable a la de Borges, una curiosidad llevada hasta la manía, hasta el vicio, y digo vicio porque, en materia de arte y de reflexión, todo lo que no degenere en fervor un poco perverso es superficial, es decir, irreal.
Siendo estudiante, tuve que interesarme por los discípulos de Schopenhauer. Entre ellos, un tal Philip Mainlander me había llamado particularmente la atención. Autor de una Filosofía de la Liberación, poseía además para mí el aura que confiere el suicidio. Totalmente olvidado, yo me jactaba de ser el único que me interesaba por él, lo cual no tenía ningún mérito, dado que mis indagaciones debían conducirme inevitablemente a él. Cuál no sería mi sorpresa cuando, muchos años más tarde, leí un texto de Borges que lo sacaba precisamente del olvido. Si le cito este ejemplo es porque a partir de ese momento me puse a reflexionar seriamente sobre la condición de Borges, destinado, forzado a la universalidad, obligado a ejercitar su espíritu en todas las direcciones, aunque no fuese más que para escapar a la asfixia argentina. Es la nada sudamericana lo que hace a los escritores de aquel continente más abiertos, más vivos y más diversos que los europeos del Oeste, paralizados por sus tradiciones e incapaces de salir de su prestigiosa esclerosis.
Puesto que le interesa saber qué es lo que más aprecio en Borges, le responderé sin vacilar que su facilidad para abordar las materias más diversas, la facultad que posee de hablar con igual sutileza del Eterno Retorno y del Tango. Para él cualquier tema es bueno desde el momento en que él mismo es el centro de todo. La curiosidad universal es signo de vitalidad únicamente si lleva la huella absoluta de un yo, de un yo del que todo emana y en el que todo acaba: comienzo y fin que puede, soberanía de lo arbitrario, interpretarse según los criterios que se quiera. ¿Dónde se halla la realidad en todo esto? El Yo, farsa suprema. El juego en Borges recuerda la ironía romántica, la exploración metafísica de la ilusión, el malabarismo con lo ilimitado. Friedrich Schegel, hoy, se halla adosado a la Patagonia.
Una vez más, no podemos sino deplorar que una sonrisa enciclopédica y una visión tan refinada como la suya susciten una aprobación general, con todo lo que ello implica. Pero, después de todo, Borges podría convertirse en el símbolo de una humanidad sin dogmas ni sistemas, y si existe una utopía a la cual yo me adheriría con gusto, sería aquella en la que todo el mundo le imitaría a él, a uno de los espíritus menos graves que han existido, al último delicado.
E.M. Cioran

jueves, 22 de noviembre de 2007

Martin Heidegger y una opinion sobre el εστίν γάρ εΐναι


Heidegger en la carta sobre el humanismo anota "Si bien ya Parménides en la aurora del pensar: εστίν γάρ εΐναι Es ciertamente el ser. En esta palabra se oculta el misterio originario del pensar. Quizá puede decirse el "es", de manera adecuada, del ser, de modo que no todo y nunca "es" en propiedad. Pero porque el pensar debe llegar a decir el ser en su verdad en vez de explicarlo como un ente desde el ente; por eso, pues, debe quedar abierto a la solicitud del pensar si el ser es cómo es.

El εστίν γάρ εΐναι de Parménides está hoy aún impensado. En eso puede medirse cómo anda la cuestión del progreso de la filosofía. Ella no progresa siquiera si atiende a su esencia. Ella hace su entrada en el lugar para pensar siempre lo Mismo".

HEIDEGGER, Martin Carta sobre el humanismo
Madrid: Taurus, 1970 (pg. 31-32)

En ese breve pasaje hemos de notar que el problema del ser y el pensar ha acotado el camino inicial de la filosofía, una vez que se ha reconocido el ser y el pensar se está excluyendo lo no pensable, pero ¿qué es aquello que no es pensable?, mi respuesta la encuentro en el devenir heraclitiano, además en el simple reconocimiento del Hen panta (todo es uno) desde ahí en este acercamiento debemos saber que lo uno es indivisible, sus particularidades se muestran en libre confusión de apariencias, por eso el reconocer y acentuar el ser y el pensar cerramos el pensamiento al no ente, que sin embargo explica todo lo que es.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Liszt y los contrarios


El poema sinfónico titulado "consolasión número tres" No. 3 in B-flat Major, experimenta tras de sí la decepción convertida en música, dejando la cadencia del tiempo entre cada nota un espacio que se une al viento, Liszt muestra este contrario en el silencio que acompaña a cada nota, dejando ese interstiscio para ubicar el ser de lo ya ido.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Aguardando la respuesta


«La investigación de la verdad es, en un sentido, difícil; pero en otro, fácil. Lo prueba el hecho de que nadie puede alcanzarla dignamente, ni yerra por completo, sino que cada uno dice algo acerca de la naturaleza.»

Si exite un contrario exite la completud de la unidad

Una breve revisión de los discursos sobre el amor del Banquete de Platón, especialmente el de Erixímaco y el de Sócrates-Diótima se enuncian sobre el amor como uniendo los contrarios, en Erixímaco la unidad que establece el amor lo hará desde un nivel plenamente físico, mientras que en Sócrates éste Eros lo efectua desde un nivel plenamente Metafísico, en el sentido pleno de esta palabra, es decir, desde atrás de lo sensible, dando un sentido pleno a las cosas siendo en unidad.

Eso lo explica Paula Phillipson en el contexto helénico, ya que en todas las diviniades griegas se encuentra latente el sentido de los contrarios siendo en una misma figura, en este caso en el de la figura divina, por ejemplo en Apolo tenemos la dulce Lira, mientras que al lado se encuentra un amenazador arco con flechas que estás prestas a dispararse, así también Artemisa la diosa virgen protectora de las parturientas.


Para efectos de este pequeño análisis veamos que una unidad de contrarios nos remite a pensar bipolarmente, reconociendo un contrario en cada imagen, pero de este modo vemos que lo que es tiene que reconocer una vía negativa, el no-ser, que debe explicar el ser siendo. Rescatemos entonces que lo que no existe (no-ser) debe participar del mismo ser para que el ser sea. Anuncio una próxima publicación para revisar como atiende este problema Aritóteles.








viernes, 9 de noviembre de 2007

Parménides DK B3

... Pues pensar y ser es lo mismo (…Τό γάρ αυτό νοειν εστίν τε και εΐναι)
Este es el inicio de toda la especulación de la filosofía, al reconocer el pensar y el ser siendo lo mismo acudimos a esconder en el pensamiento todo lo que es, sin embargo lo que se deja fuera de ser pensado no es, no existe, así empieza la metafísica negando lo impensable, que sin embargo es no siendo.